“España es un país formidable, con una historia maravillosa de creación, de innovación, de continuidad de proyecto… Es el país más inteligible de Europa, pero lo que pasa es que la gente se empeña en no entenderlo.”

Julián Marías

Pretendo desde esta humilde tribuna, rendir homenaje a todos esos héroes españoles olvidados que forjaron la nación más grande conocida en la Historia de la humanidad por la extensión en sus territorios y por la duración en el tiempo, llamada España.

domingo, 19 de febrero de 2012

ALEJANDRO FARNESIO, EL AZOTE DE LOS FLAMENCOS

Alejandro Farnesio y Habsburgo
Sin desmerecer la labor llevada a cabo por el rey Felipe II para la Nación española, he de decir que probablemente una escena europea distinta hubiese acontecido a partir del siglo XVII si hubiese seguido los sabios consejos de su más ilustre general don Alejandro Farnesio, duque de Parma.


Un hombre, nieto bastardo del césar emperador don Carlos I y sobrino por tanto de Felipe II, que logró aunar como nadie sus dotes políticas y militares. Contundente cuando hizo falta y conciliador cuando la situación lo requería. Todo lo contrario que el rey al que sirvió que, bajo ningún concepto dio su brazo a torcer en las posesiones españolas en Flandes (actual Bélgica y Holanda) al no permitir que parte de su población siguiera la doctrina protestante, aun habiéndole aceptado ésta en muchos casos como su máximo mandatario.


Y ahí está  parte de la grandeza relacionada con la lealtad de un general que sabiendo que era la estrategia equivocada,  no le quedó otra que embarcarse en una guerra de antemano perdida a largo plazo por empecinarse durante muchos años Felipe II  en la conquista de Inglaterra y Francia al apoyar éstos militarmente la sublevación flamenca. Ya lo dice el refrán, quien mucho abarca poco aprieta y la pérdida posterior de Flandes en el tratado de Utrecht en 1714 fue su máximo exponente. Porque no nos engañemos, esta parte de Europa fue para la corona española su "vietnam" particular a pesar de las gloriosas victorias que el general obtuvo en las diez provincias valonas aunque eso sí,  incapaz de someter a las siete restantes más al norte, encabezadas por Holanda y Zelanda.

Juan de Austria

Pero no quiero empañar las prestigiosas e inigualables campañas de Alejandro que ya en 1571 gobernó la nave La capitana de Génova en la gloriosa batalla de Lepanto encabezando el abordaje de una galera turca junto al soldado Alonso Dávalos lo que le valió el reconocimiento de su gran amigo, tío y general al mando de la flota española, don Juan de Austria. En 1577 volvieron a coincidir ya en Luxemburgo donde al mando de 6.000 hombres acudió al socorro de don Juan para entablar la primera gran batalla contra los rebeldes flamencos a 15 km de su asentamiento situado en Gembloux. Allí, gracias a su valor y determinación y viendo que la caballería española inicialmente enviada por don Juan iba a ser aniquilada por la flamenca en una maniobra envolvente y a pesar de que había recibido órdenes expresas de permanecer en el campamento, éste se enfundó la armadura y al mando de sus jinetes se lanzó contra los enemigos al grito de "Santiago y cierra España" como era habitual en las acometidas cuerpo a cuerpo. Esta acción, clave para la derrota final,  se la atribuyó Farnesio a su tío y general don Juan de Austria cuando fue solo decisión suya.


Aunque su primera gran victoria en solitario fue sobre la ciudad de Maastricht donde empleó de una forma contundente la artillería pesada para derribar sus defensas y entrar triunfante en la ciudad en 1579. Sus grandes rivales en la zona Guillermo de Orange (holandés), el Duque de Anjou (francés) y ya posteriormente el Conde de Leicester (inglés) veían como la totalidad de las provincias valonas (lo que es hoy Bélgica) estaban dispuestas a volver a aceptar la soberanía de Felipe II bajo ciertas condiciones y muchos de ellos se unieron incluso en la lucha contra los flamencos que profesaban la religión protestante. Posteriormente conquistó las ciudades de Dunkerke, Ypres, Gante, Brujas, Malinas y Bruselas, entre otras, sabiendo combinar como nadie sus dotes negociadoras para hacer rendir a muchas de dichas plazas sin provocar un solo herido y evitando cualquier tipo de represalias al haber aceptado sus condiciones, que generalmente se traducían en grandes desembolsos monetarios financiando en parte el coste de mantener  a sus ejércitos.


Amberes
Pero si una proeza le hizo históricamente famoso fue la llevada a cabo en la toma de Amberes. Un baluarte amurallado donde vivían 150.000 personas rodeadas por el río Escalda que les servía de foso natural y con un conjunto de diques y escusas que abiertos podían inundar los alrededores de la ciudad, aunque esto último de poco sirvió puesto que los propios habitantes se negaron a abrirlos en un primer momento, por la posible pérdida de sus cultivos. Pues bien, Alejandro Farnesio ideo la construcción de un gran puente salvando la profundidad central del río que llegaba a los 30 metros, alineando 32 barcos unidos por cadenas y protegiendo a sus constructores con grandes tablones. Es en el verano de 1585 cuando después de un año, el puente Farnesio estaba finalizado sirviendo por un lado para cruzar los soldados españoles y a su vez  impedir la entrada de la flota holandesa por la desembocadura del río. Aunque viendo esto último, las tropas rebeldes decidieron abrir los diques y esclusas para que la flota holandesa pudiera penetrar fuera del cauce del río, opción que fue a la larga equivocada puesto que al bajar la marea quedaron encalladas más de 90 naves lo que provocó el abordaje de las tropas españolas con la consecuente enorme pérdida de hombres. Cuentan que los festejos por la toma de Amberes se celebraron en el mismo puente, durando 3 días y contando con miles de comensales que incluían 800 damas de la aristocracia flamenca.


Sin embargo, el único borrón que se le atribuye al duque de Parma por parte de algunos historiadores, fue la descoordinación de sus tropas a la hora de unirse a la Armada Invencible camino de Inglaterra en octubre de 1588. Lejos de criticar la decisión tomada por el general, éste nunca llegó a divisar a las naves españolas que supuestamente deberían haber aparecido cerca del puerto de  Dunkerke donde 30.000 hombres, 200 embarcaciones y 17 buques de guerra les estaban esperando. Podrían haber salido intuyendo que las encontrarían pero la decisión del general fue del todo prudente ya que dicha flota hubiese sido aniquilada por la flota holandesa que ya les estaba esperando mar adentro desde hacía días. Como bien dijo Farnesio, una vez perdido el factor sorpresa y una flota tan extraordinaria llevada por un inexperto Duque de Medina-Sidonia, la ambiciosa empresa de invadir Inglaterra debió postponerse aunque eso no entró la mente del que tomó la decisión final de invadirla en esas fechas, Felipe II. Si a esto le unimos los deseos de imponer como reina de Francia a su propia hija, Isabel Clara Eugenia, y como consecuencia embarcándose en nuevos frentes contra los protestantes franceses llamados hugonotes, todo esto supuso  la consolidación definitiva de la independencia de las provincias del norte de Flandes así como el giro de la estrategia ofensiva hacia otra más defensiva de las plazas conquistadas tan brillantemente en el pasado, incluyendo la primera gran pérdida en 12 años como fue la de Breda en 1590.


El 3 de diciembre de 1592, Felipe II pierde a su más ilustre general en  la ciudad de Arrás,  a la edad de 47 años y desconfiando de él, exigió todavía que le fueran enviados todos los documentos que obraban en su poder por si guardaba secretos que le habían sido ocultados, claves para la corona española en Flandes. Como en muchos casos, la soberbia de muchos mandatarios han impedido a esta nación haber alcanzado cotas todavía más altas en el mantenimiento de los territorios tan heróicamente conquistados por sus subordinados.


Alejandro Farnesio y Habsburgo, la gloria y grandeza siempre te acompañarán.   


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