“España es un país formidable, con una historia maravillosa de creación, de innovación, de continuidad de proyecto… Es el país más inteligible de Europa, pero lo que pasa es que la gente se empeña en no entenderlo.”

Julián Marías

Pretendo desde esta humilde tribuna, rendir homenaje a todos esos héroes españoles olvidados que forjaron la nación más grande conocida en la Historia de la humanidad por la extensión en sus territorios y por la duración en el tiempo, llamada España.

jueves, 29 de diciembre de 2011

EL VALEROSO DON ANTONIO DE LEIBA

Cuentan las crónicas que nuestro emperador Carlos I de España y V de Alemania, durante su viaje a Italia en 1529 camino de Plasencia, exigió al capitán Don Antonio de Leiba, nacido en la localidad riojana del mismo nombre en 1480,  se presentase ante él. Quería conocerle en persona puesto que ya para esas fechas, el capitán había sido el héroe de la batalla de Pavía, Italia (1525). Batalla en la que 6.000 soldados españoles cercados en dicha ciudad durante semanas, lograron vencer al todopoderoso ejército francés comandado por el rey francés Francisco I causándole un número de bajas superior a las 15.000. No hay nada como un ejército hambriento con un patriotismo extremo para sacar lo mejor de él. Por cierto, en dicha batalla el rey francés fue apresado por cuatro soldados guipuzcoanos que se encontraron de casualidad con él en su huida y que gracias a que invocó su condición de rey, no corrió la misma suerte que el resto de sus hombres. A raiz de esta victoria,  Don Antonio fue nombrado  príncipe de Ascoli otorgándole el gobierno del milanesado. 
Batalla de Pavía


Volviendo al relato, no se le ocurre otra cosa al emperador que coger una pica y ponerse a desfilar con el resto de los hombres que componían la compañía del héroe de Pavía. Atónitos todos, al llegar al contador real, el sargento mayor y el maestre de campo, éste se puso en pie sorprendido y le preguntó qué concepto debía escribir en la reseña, a lo que el emperador contestó: “Carlos de Gante, soldado del tercio del valeroso Antonio de Leiba”.

¿Alguien puede imaginarse algo semejante en la Historia de España? Un rey, que digo un rey, ¿Un emperador que gobernaba medio mundo rebajado a la condición de soldado de uno de sus capitanes más intrépidos? ¿Cabe mayor signo de humildad por parte de aquel todopoderoso terrenal? Es como si en una multinacional como Microsoft (y salvando las distancias),  Bill Gates en señal de reconocimiento a uno de sus directores generales,  se sienta a trabajar a sus órdenes  durante un día como uno más.

Es algo conmovedor y grandioso, que dice mucho de las hazañas, valor y del trabajo bien hecho por Don Antonio de Leiba y por supuesto, del reconocimiento de un emperador que como gesto de admiración más absoluto le pide además que le acompañe a su ceremonia de coronación en Bolonia por parte del Papa Clemente VII como emperador del sacro imperio romano germánico. Ceremonia que se lleva a cabo después del saqueo de Roma por parte de las tropas españolas ante la alianza que formó dicho Papa con el rey francés Francisco I. Rey que no cumplió el tratado de Madrid firmado con Carlos I por el que renunciaba a sus pretensiones en Italia y Flandes y le entregaba Borgona  a cambio de su liberación de la cárcel después de la batalla de Pavía. Francisco I, como buen francés, donde dije digo digo diego y  volvió a tocar las narices al emperador español, esta vez, yendo bastante más lejos mediante una nueva alianza con el Papa.

Se pueden imaginar las sucesivas advertencias que Carlos I, a través de Hugo de Moncada, le transmitió al Papa por este hecho. Carlos de Austria no entendía como los reinos cristianos no consolidaban una paz tan necesaria y duradera con el fin de ser el contrapeso necesario para el poder turco. Pues bien, esta alianza llamada de Cognac provocó que las tropas imperiales entraran en Roma y durante tres días  se produjese un brutal saqueo por parte de los tercios españoles, alemanes e italianos , al punto de retener en el castillo de Sant'Angelo al propio Papa. Carlos I, ciertamente avergonzado por este luctuoso hecho, pidió perdón al pontícife pero éste,  acongojado y nada confiado,  le propuso la citada coronación en Bolonia en 1529 como emperador del Sacro Imperio.
Coronación Carlos V
Pues bien, volviendo al tema, durante dicha ceremonia, los soldados de la compañía de Don Antonio de Leiba procedieron a llevarle en hombros como signo de admiración y grandeza. Es decir, Carlos I permitió que todo el mundo viera a su bravísimo capitán quitándole a él durante varios minutos, todo el protagonismo mientras los prelados y el clero entonaban Te Deum. A partir de aquella fecha,  fue nombrado generalísimo de la liga defensiva formada a instancias del emperador de entre todos los estados italianos, a excepción de Venecia. Participó además en la defensa de Viena ante los turcos en 1529 junto a Carlos I y acompañó a éste en 1536  durante sus existosas campañas de Africa (Túnez principalmente). 

Francisco I, Rey de Francia
En 1536 volvió a iniciarse la eterna guerra entre  Francisco I y Carlos V. Antonio de Leiba siendo  el general en jefe de las tropas reunidas por el emperador en Italia, llegó a ser su mano derecha y siempre solió seguir sus consejos. El riojano puso sitio a la plaza de Tossano con 15.000 soldados alemanes, españoles e italianos, tomándola tras un mes de cerco. Luego aconsejó al emperador que se internara en Francia hasta llegar a la corte de Francisco I en París, pero el bravo general no contó con la opinión favorable  del resto de generales (quizás por envidia). Este hecho y la muerte repentina en aquella expedición a los 56 años en la localidad de Aix como consecuencia de la gota que padecía, hicieron que Carlos I desistiera de acometer ese ambicioso objetivo ya que la muerte de su otrora "valeroso capitán"  fue un golpe durísimo. ¿Se imaginan como habría cambiado  el curso de la historia si esa expedición hubiese sido exitosa? Apresar de nuevo al rey francés en su casa hubiese sido  el colmo de la humillación por parte del ejército español hacia el francés, tan soberbio y engreído él.  Pero la realidad fue otra muy distinta y su cuerpo fue trasladado a Milán  siendo enterrado en la iglesia de San Dionisio. Antonio de Leiba, aparte del título de príncipe de Ascoli, obtuvo el de  marqués de Stela, conde de Monza, Grande de España, comendador de Yeste en la orden militar de Santiago y miembro del Consejo de Estado y Guerra  dejando  a su muerte una verdadera fortuna, cifrada en 200.000 ducados, a su única hija Constanza. 

Sin duda, este hombre ha sido siempre una pesadilla para Francia hasta hace relativamente poco tiempo. En 1941, el general De Gaulle y Francisco Franco intercambiaron símbolos nacionales como son la Dama de Elche por la espada de Francisco I. Yo, sin desmerecer el valor incalculable de la figura arqueológica, no hubiese aceptado nunca el cambio. Habría sido la forma de decirles a los franceses constantemente que su chauvinismo y su grandeur nunca podría ser exhibido ante el país que logró arrebatarle la espada a uno de sus reyes más importantes.

Nuestro brillante escritor Don Arturo Pérez Reverte no ha podido plasmar mejor en sus obras,  lo que suponía el espíritu de entrega, valor y servicio de hombres como Don Antonio de Leiba que dieron su vida por un proyecto universal llamado España sin admitir nunca la palabra rendición. Para muestra, un botón:


¡ Santiago y cierra España!

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